lunes, 31 de octubre de 2011

Para qué mentir.

He reido solo para hacer creer a la gente que soy feliz. He llorado hasta que se me agotasen las lágrimas, he perdonado lo imperdonable.He tenido , tengo y tendré a las mejores personas cerca. He querido como nadie lo hará jamás. He conseguido fuerzas donde no las había. He hecho reir a la gente con mil tonterias. He tenido el valor de construir un futuro que jamás se cumplirá. Me he comportado como una niña chica solo para que vieran que todavía tengo algo inmaduro dentro de mi. He sido el pañuelo de lágrimas de aquellos que se han derrumbado. He llamado por teléfono solo para que se acordaran de que existo. Me he echo la sorda solo para no oír lo que no quería escuchar, y la ciega para no ver lo que dolía. Me he tragado mi orgullo para no perder a personas importantes. Me he guardado cientos de lágrimas para hacer creer que soy fuerte. He tenido momentos de locura solo para ver como la gente es feliz.. Y aún así sigo, llena de defectos y algunas virtudes.

El tiempo todo cura, aunque no lo cicatriza.

Hay episodios de nuestra vida que queremos que acaben lo antes posibles, que queremos olvidar o como mucho guardarlos en un cajón escondido de nuestra memoria y tirar la llave a un río. En cambio otros, no queremos que acaben jamás, queremos vivir por siempre en esas situaciones que ahora sólo son momentos convertidos en hielo que están en mi memoria, queremos quedarnos paralizados, disfrutando al máximo de aquello.
Pero si somos realistas, nos damos cuenta que no existe una máquina del tiempo que nos haga ir al pasado para volver a esos momentos tan maravillosos o una que nos lleve al futuro para olvidar lo antes posible eso que tanto daño nos ha hecho.
Si algo he aprendido en la vida es que hay que enfrentarse a las cosas malas, plantarles cara y vencerlas, y las buenas, disfrutarlas a cada segundo, al máximo, porque por desgracia o por ventaja, todo se termina acabando.

Maldito destino.

Empiezo a creer que la vida no esconde nada más, esos sueños y esas promesas que hemos perseguido tanto no van a hacerse realidad. La vida es más que eso, la vida es un camino duro, lleno de obstáculos y plagado de crueldad. Este mundo está lleno de gente inhumana. Pienso que la tristeza a veces se adueña de nuestro cuerpo y es cuando solo sentimos ganas de llorar. Tan solo es impotencia, la impotencia al saber que no podemos hacer nada para cambiar eso. Es esta vida la que toca, la única vida existente: La puta realidad.
¿Para qué nacemos si precisamente nuestro destino es morir? Tenemos que ser “buenas” personas para llegar a ese estúpido lugar que llaman reino de Dios, tenemos que amar para ser amados y después sufrir, tenemos que olvidar los recuerdos inolvidables y debemos tener hijos para que nuestra raza no se extinga. Pero, ¿Qué mas da si nos extinguimos o no? A veces me gustaría ser un simple animal que no se preocupa de nada, que no piensa, que no se come el coco como lo hago yo ahora mismo. Las cosas y las personas que se han ido y las que quedan por irse…Son los recuerdos, los que nos mantienen vivos, pero, ¿Para qué quiero esos recuerdos si solo me hacen llorar? Llorar no significa nada. El maldito dolor es lo que significa algo. Es ese dolor que desgarra el alma, ese dolor que te mata lentamente, ese dolor que callas con sonrisas falsas, que solo tú conoces porque solo tu has sentido como propio.
La música: Es el mejor refugio para esconderte. La soledad, la melancolía, la nostalgia, los recuerdos, el amor, el desamor, el sexo, el placer, las sonrisas, la vida… La vida en definitiva es un sube y baja. A veces tan alto, otras rozando el abismo. Cuando estamos a solas es cuando sentimos la soledad, no es lo mismo la soledad, que sentirse solo o estar a solas. Esperaré sin un sentido definido aquello que me defina el camino de mi destino.
Escúchame atentamente amor: Soy un alma traviesa, libre y desorientada. Mi alma necesita algo más…Adivinaré lo que busca, con suerte, probando muchos destinos distintos. El sentido lo marca mi mente con delicadeza. En busca de un destino inalcanzable, ese sentido de la vida que todos buscamos… Maldito destino.