Hubo un día que lo llamé motivos,
y luego me di cuenta de que era miedo.
Recuerdo otra vez que creí poder controlarlo todo,
y acabé vomitando en un descampado.
Luego,
pensé que podría curar un corazón que estaba hecho trizas,
y acabé rompiéndome yo.
Al final,
se dio un puto y minúsculo instante,
que me lancé al precipicio porque pensé que lo que no me dejaba sentir era el miedo,
y bueno...
Luego supe que eran motivos.
Mentiras que me decían que me tenía que haber ido.
Pero,
de nuevo,
decidí quedarme.
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